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Disforia sensible al rechazo en el TDAH


La disforia sensible al rechazo (Rejection Sensitive Dysphoria, RSD, en inglés) es una manifestación emocional intensa y subestimada, que afecta a muchas personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Esta experiencia, marcada por respuestas desproporcionadas ante el rechazo o la crítica, impacta profundamente en las relaciones, la autoestima y el bienestar general. En esta nota, exploramos cómo la RSD se relaciona con el TDAH y qué opciones existen para abordarla de manera integral.


¿De qué se trata la disforia sensible al rechazo?

La RSD es una manifestación de la desregulación emocional que se caracteriza por una respuesta intensa ante la percepción de rechazo, crítica o fracaso, ya sea real o imaginada. Es importante destacar que estas respuestas pueden ser tanto internas como externas. Más claramente, dicha experiencia desencadena, por un lado, sentimientos desagradables como vergüenza, tristeza o enojo.

Por otra parte, también provoca comportamientos desadaptativos provenientes de episodios de tristeza profunda o ira hacia otras personas. Así, la intensidad de las emociones puede ser tan abrumadora que se describe como una experiencia de dolor emocional y físico. En este sentido, comprender y gestionar estas reacciones es un aspecto crucial (Bedrossian, 2021).

Impacto de la RSD en la vida diaria

En consecuencia, este fenómeno afecta significativamente la autoestima y las relaciones interpersonales. Es así, debido a que las personas que lo experimentan tienden a evitar situaciones sociales por miedo al rechazo. Además, la baja autoestima resultante de la autocrítica constante y el temor al fracaso lleva a un aislamiento social aún mayor.

RSD: El peso de la autocrítica

Siguiendo esta línea, las personas que manifiestan esta reacción suelen describirse a sí mismas como sus peores críticos. De esta manera, se sostiene una actitud que deteriora su confianza y bienestar psicológico. El resultado acaba siendo claro: dichas dinámicas no solo afectan en el plano de la salud mental. Sino que, la contante autocrítica también interfiere con la capacidad de participar plenamente en la vida académica, profesional y personal, impactando directamente en la calidad de vida (Müller et al., 2024).


TDAH y disforia sensible al rechazo: ¿Suelen coincidir?

La desregulación emocional es una característica destacable del TDAH, especialmente en adultos y adolescentes. La misma se manifiesta en problemas para gestionar las emociones, especialmente en situaciones de estrés o percepción de fracaso. En este sentido, la RSD, siendo una forma específica de la desregulación emocional, está estrechamente ligada al TDAH. De hecho, se estima que la mayoría de las personas con TDAH experimentan una marcada sensibilidad al rechazo a lo largo de sus vidas (Blaszcak, 2023).

RSD: Efecto en el rendimiento académico

Este tipo de disforia emocional también influye en el rendimiento académico. Concretamente, la ansiedad constante ante la posibilidad de ser evaluados negativamente, o de no cumplir con las expectativas académicas, puede llevar a los afectados a un bajo rendimiento en exámenes y tareas. Asimismo, algunos estudiantes llegan a evitar participar en actividades académicas por temor al fracaso, limitando aún más su aprendizaje y desarrollo.

Un estudio concreto

Por ejemplo, un estudio actual realizado con estudiantes universitarios, encontró hallazgos interesantes. En particular, aquellos que presentaban TDAH y sensibilidad al rechazo, mostraban un rendimiento académico significativamente más bajo que sus compañeros. A su vez, la presión interna por alcanzar estándares poco realistas provocó estrés y agotamiento emocional, exacerbando los síntomas de ambas condiciones (Müller et al., 2024).


Formas de tratamiento en la disforia sensible al rechazo y TDAH

La gestión de la RSD en personas con TDAH es compleja y requiere un enfoque multidimensional. Por su parte, las intervenciones farmacológicas han demostrado ser eficaces en algunos casos. Así, medicamentos como la guanfacina y la clonidina, han sido eficazmente utilizados para tratar esta forma de desregulación emocional. Dichos fármacos, originalmente utilizados para la hipertensión, han mostrado reducir la intensidad de los episodios de disforia en aproximadamente el 60 % de los pacientes (Dodson et al., 2024).

Además, los inhibidores de la monoaminooxidasa (Monoamine Oxidase Inhibitors, MAOIs, en inglés), como la tranilcipromina, también han sido eficaces en el tratamiento de la RSD. Sin embargo, es importante aclarar que el uso de MAOIs requiere precauciones adicionales debido a las restricciones dietéticas y las interacciones con otros medicamentos (Bedrossian, 2021).

Terapias y estrategias psicosociales

Por otra parte, las terapias y estrategias psicosociales son fundamentales en el tratamiento de la RSD, en particular, cuando se presenta en el TDAH. A tal efecto, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es útil para identificar y modificar patrones de pensamiento negativo y desarrollar habilidades de afrontamiento más efectivas en estos casos (Blaszcak, 2023).

Asimismo, el desarrollo de la resiliencia y el fortalecimiento de la autoestima son componentes esenciales de la intervención terapéutica. En este contexto, los programas de manejo de la ira y las técnicas de relajación pueden ser beneficiosos frente a este fenómeno (Bedrossian, 2021).


Perspectivas futuras en la investigación sobre RSD y TDAH

A pesar de los avances en la comprensión de la RSD, existen barreras significativas en su diagnóstico e investigación. Una de las principales dificultades es que la RSD no está reconocida formalmente en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) como un criterio diagnóstico o síntoma independiente. Lo anterior, complica la identificación precisa y el tratamiento adecuado (Blaszcak, 2023).

A esto se le suma que la naturaleza subjetiva de los síntomas de la RSD y su superposición con otros trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, hacen que sea un desafío para los profesionales de la salud mental diagnosticarla con precisión. Dicha falta de reconocimiento formal también limita la cantidad de investigación dedicada a este tema, lo que a su vez afecta el desarrollo de estrategias de tratamiento basadas en evidencia (Müller et al., 2024).


Conclusión

En conclusión, la RSD es una manifestación emocional significativa, pero subestimada del TDAH. A pesar de las barreras actuales para estudiar este fenómeno, existen áreas prometedoras para la investigación futura. Por ejemplo, los estudios longitudinales que sigan a las personas con este trastorno de atención a lo largo del tiempo, podrían ayudar a aclarar cómo evoluciona el presente fenómeno emocional y qué factores contribuyen a su desarrollo y persistencia.

En consiguiente, para cerrar la brecha entre el conocimiento teórico y la aplicación práctica, es fundamental continuar educándonos sobre las complejidades de este trastorno y sus manifestaciones, como la RSD, a través de herramientas formativas y recursos especializados.


Fuente: Victoria López de Neuro Class

Referencias bibliográficas

  • Bedrossian, L. (2021). Understand and address complexities of rejection sensitive dysphoria in students with ADHD. Disability Compliance for Higher Education26(10), 4-4.  https://doi.org/10.1002/dhe.31047

  • Błaszczak, A. (2023). The Comorbidity of Attention Deficit/Hyperactivity Disorder and Rejection Sensitive Dysphoria as an Impediment in Foreign Language Learning. Acta Humanitatis1(2), 93-106. https://orcid.org/0000-0002-0021-221X

  • Dodson, W. W., Modestino, E. J., Ceritoğlu, H. T. y Zayed, B. (2024). Rejection Sensitivity Dysphoria in Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: A Case Series. Acta Scientific Neurology Neurology7, 23-30. https://doi.org/10.31080/ASNE.2024.07.0762

  • Müller, V., Mellor, D. y Pikó, B. F. (2024). Associations Between ADHD Symptoms and Rejection Sensitivity in College Students: Exploring a Path Model With Indicators of Mental Well-Being. Learning Disabilities Research & Practice, 39(4), 223-236. https://doi.org/10.1177/09388982241271511

 
 
 

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